lunes, 28 de mayo de 2012

¡OH DIVINO JUSTO JUEZ.....¡

Oración al Justo Juez

¡Oh! Divino y Justo Juez, hacedor de cielo y tierra, protector universal donde todo el bien se encierra.

Rey de reyes sin igual, juez de suprema virtud que a las almas dais salud con tu poder paternal.

¡Oh! Señor Redentor mío, salvador del universo, por vuestro infinito amor defiéndeme del perverso, vos me guiareis, sos mi luz mi protector y mi gloria por vuestro infinito amor defiéndeme en toda hora.

¡Oh! Señor omnipotente cruentísimo Jesús, mándame una buena muerte por la que tu padeciste y tormentos que sufriste clavado en la santa cruz, prepárame un santo padre, igual al que convirtió a tus amados apóstoles Santo Thomas y San Pablo, líbranos como libraste a Santa María Magdalena y a otras vírgenes varias, haz que mi vida sea buena sin ser de obras temerarias, favoréceme de cuestas, de caminos peligrosos, de las muy crueles prisiones y de los ríos caudalosos, de todos mis enemigos, perturbación de demonios, de ladrones, malas lenguas y de falsos testimonios, líbrame oh Supremo Ser de caer en pecado mortal, pues este es el mayor mal que en el mundo puede haber, haz que en mi mis enemigos no tengan ningún poder, sean visibles o invisibles nunca me puedan vencer, no me hayan de ver sus ojos ni de alcanzarme sus pies, no me toquen con sus manos y puesto que eres mi juez, haz que no me hablen blasfemias, y si quisieran herirme se hagan pedazos las lanzas, que se les roten los sables, que se doblen los cuchillos, armas de fuego no disparen.

A vos Señor os suplico, que ningún enemigo, tenga que dañarme a mi, y que ninguno tenga algún poder sobre mí, solamente tu señor, porque tu eres mi juez, mi padre, mi redentor.

Tenedme vos escondido en esa llaga sagrada de tu divino costado y en aquel velo sagrado del Santísimo Sacramento, os suplico padre amado que sea mi cuerpo cubierto, que no sea herido, ni muerto, ni preso, ni cautivo, ni puesto en las manos de ningún enemigo, sean mis enemigos vencidos.

El Padre me libre, el Hijo me guarde, el Espíritu Santo me acompañe y por mi hable, Amen Jesús.

NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE


NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE


No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

* * * * *
Han sido muchos los intentos de atribución de este soneto a uno u otro autor, sin que la crítica se haya sentido suficientemente comprometida a corroborar una autoría, falta de argumentos probatorios suficientes. San Juan de la Cruz, santa Teresa, el P. Torres, capuchino, y el P. Antonio Panes, franciscano perteneciente a la Provincia de Valencia, figuran entre otros de probabilidad más dudosa. La atribución a los dos carmelitas responde al tema del amor desinteresado, que anticipa la mística franciscana, de donde bebe santa Teresa, al menos. El estilo que muestra el soneto, rico en juegos formales, no nos recuerda la riqueza imaginativa que singulariza al de Fontiveros, ni el más simple y llano de la santa abulense. Consta, además, en cartas que conserva la Orden, que antes de las fechas en que vive el P. Torres, los misioneros franciscanos enseñaban este soneto y el Bendita sea tu pureza, del P. Panes, a sus indios americanos, como oraciones cotidianas de la propia devoción seráfica.
El soneto, por su perfecta factura, figura como modélico en todas las antologías que se precien, desde que lo incluyó en la suya de las Cien Mejores Poesías de la lengua castellana don Marcelino Menéndez Pelayo.
Nunca el amor a Cristo crucificado había alcanzado tal grado de pureza e intensidad en la sensibilidad de la expresión poética. En fechas en que la superficialidad cifraba en el temor al destino dudoso del hombre en el más allá, la moción de la piedad popular, este poeta acierta a olvidar premios y castigos para suscitar un amor que, por verdadero, no necesita del acicate del correctivo interesado, sino que nace limpio y hondo de la dolorosa contemplación del martirio con que Cristo rescata al hombre. Esa es la única razón eficaz que puede mover a apartarse de la ingratitud del ultraje a quien llega a amarte de manera tan extrema.
Concluido el desarrollo del tema en el espacio de los dos cuartetos, trazada la preceptiva línea de simetría armoniosa que distingue y define la bondad del soneto clásico, vuelven a retomar el desarrollo temático las dos estrofas restantes, mediante cambios sintácticos que encadenan sucesivas concesiones ponderativas, tendentes a reforzar de manera excluyente y convencida el propósito de amar a Cristo por encima de cualquiera otra consideración espúrea y cicatera.
El estilo es directo, enérgico, casi penitencial por lo desnudo de figuras y recursos ornamentales. No es la belleza imaginativa del lenguaje lo que define a este soneto, sino la fuerza con que se renuncia a todo lo que no sea amar a cuerpo descubierto a quien, por amor, dejó destrozar el suyo. El lenguaje, renunciando a los afeites del lenguaje figurado, se atiene y acopla, en admirable conjunción, desde la forma recia y musculosa, a la mística desnudez del contenido. (Fr. Ángel Martín, o.f.m.)

jueves, 24 de mayo de 2012

¿QUE TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS?

¿QUÉ TENGO YO, QUE MI AMISTAD PROCURAS?(Rafael y Lope de Vega)


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¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
* * * * *
Entre las rimas sacras de Lope, es éste un poema que, por su aparente simplicidad, por la espontánea fluencia de sus versos y la sinceridad de los sentimientos expresados en ellos, ha sonado siempre como sencilla oración popular, lejos de toda afectación y fácil a la inteligencia de cualquier lector. Sus frases transcurren sin tropiezo, sin esfuerzo expresivo alguno, con elocución supuestamente fácil, a pesar de la clásica dificultad de la estructura del soneto. Su facilidad no tiene otra explicación que la que dota a su autor de un dominio total del idioma y una destreza singular en el arte de versificar.
El tema, mil veces vivido por el poeta, tan proclive al desvío como al arrepentimiento, expone una de tantas situaciones de incomodidad interior, ante la sucesión de sus vivencias de hombre pecador que se sabe llamado por Dios, una y otra vez, a la conversión inaplazable. El enfoque compositivo destaca la amorosa y paciente espera silenciosa de Cristo, sujeto a todos los agravios que infiere la infidelidad, con tal de alcanzar al fin una atenta respuesta. En su espiritual desconsuelo, el poeta imagina la dureza de su indiferencia como la actitud de quien sabe a Jesús desamparado a la intemperie fría de la noche, sufriendo el relente tras la puerta, mientras se excusa una y otra vez, sin lograr desalentar por eso las esperanzas de Cristo. Por eso iniciará el poema preguntando ya a Jesús la razón por la que se empeña tanto en procurar su amistad: "¿Qué tengo yo?", pregunta el poeta.
La expresión afectiva ha elegido, por eso, los recursos patéticos de la pregunta, en el primer cuarteto, y la admiración en el resto de las otras tres estrofas, para destacar mejor la hondura sentimental del alma acongojada por su empecatado extravío. La composición va dando curso a un desarrollo graduado de efectos sensibles que rematan su dramatismo en un diálogo con el ángel de la guarda, de intervenciones contrapuestas, que va de los intentos suplicantes que interpretan a Cristo a los desplantes renuentes y esquivos del hombre de fe, pero tibio cristiano que fue siempre Lope.
La supuesta presencia de Jesús apostado a la puerta, es una imagen asimilable a la que se expresa en la parábola evangélica del buen pastor, en línea con otro soneto suyo que inicia su andadura precisamente invocando a Jesús como pastor de los suyos: "Pastor que tus silbos amorosos..." El poema concluye con un quiasmo bellísimo, lleno de contraste y equilibrio expresivos.
Quienes han recorrido la biografía del genial poeta y dramaturgo, reconocen la sinceridad con que, en su soledad y vejez no siempre feliz, el escritor recurría a la plenitud expresiva del arte poética para confesar confuso por qué atrevidos recovecos se empeñó en conducir su propia montura. La grandeza de su obra con que ha premiado al mundo entero, le redime no poco de sus desatenciones para con Dios y sus semejantes. (Fr. Ángel Martín, o.f.m.)

miércoles, 23 de mayo de 2012

¿PORQUE SERA QUE MI FAMILIA NO COMPARTE MIS EXITOS?

Por Becky Krinsky e Iliana Berezovsky
¿Es envidia, competencia, incomprensión o simplemente mala comunicación?
“Familia… querida, amada, única” siempre un tema especial y delicado. Cada quien su propia historia y sus características tan peculiares. No hay dos familias iguales ya que cada una tiene su sazón único.  Las reuniones familiares siempre provocan  sentimientos encontrados, emociones gratas, alegrías, rencuentros; por el otro, traen viejos recuerdos, malos entendidos, resentimientos, rivalidades y frustraciones. Aprender a disfrutar la familia es importante ya que cuando esta nos contiene los integrantes se fortalecen, se nutren y encuentran un lugar seguro para crecer, cuando no la tienen estos lazos son difíciles de encontrar y generalmente la persona sufre y siente un gran vacío difícil de llenar…
Nadia no es la excepción; ella pertenece a una familia numerosa, llena de primos, tíos, abuelos, sobrinos, etc. Se acerca el viaje que cada año hace la familia. Ella no sabe si prefiere quedarse sola en su departamento y evitar los pleitos y los malos ratos que pasa en cada reunión familiar.
Ella es una muchacha talentosa y con grandes éxitos para la edad que tiene, cuenta con un buen trabajo que le permite mantenerse sola. Su vida, en general es buena, cualquier madre estaría orgullosa.
Sin embargo, los ojos de la propia Madre no siempre son los ojos de todos aquellos que nos rodean. Los éxitos de uno no son siempre motivo de celebración para los demás, incluso cuando se trata de parientes y amigos. Cada quien tiene su historia y sus propios problemas; algunos por falta de oportunidades, otros por tener poca motivación o menos recursos y aún otros, por dificultades personales. El regocijo y los relatos de la persona exitosa pueden generar sentimientos de competencia, inseguridad, pueden llevar a reproches, irritación y comparaciones. Esto es precisamente lo que le sucede a Nadia cada vez se junta con su familia.
Después de unas cuantas copas, comienzan a salir los trapitos al aire, cada quien habla lo que siente. Hay algunos que se burlan de ella, otros le reprochan y riñen, habrá algunos que ni siquiera se involucran, pero en general la familia parece no festejar el éxito de esta mujer.
Ciertamente cuando la persona está orgullosa de sus logros, tiene un brillo especial, está satisfecha, actúa de forma animada y en algunos casos se llega a embriagar de sus éxitos, olvidándose de voltear a ver a las personas que la rodean. Sin querer y en este caso, esto puede hacer sentir incomodos a los familiares y hasta puede pasar como si la persona exitosa esta actuando con soberbia y falta de atención.
Si la persona exitosa utiliza la prudencia y recuerda continuamente que el verdadero éxito es aquel que la engrandece sin deslumbrar o incomodar a sus seres queridos, seguramente encontrara la humildad necesaria para poder compartir sus logros sin deslumbrar a nadie.
La Receta:
“Prudencia”
El toque con delicadeza
Ingredientes:
  • 1 taza de asertividad
  • 1 manojo de sensibilidad
  • 2 gajos de humildad
  • 1 cucharada grande de gratitud
  • 1 pizca de generosidad
  • Espolvorear con gusto y mucho cuidado
Condimentos: respeto, modestia y cariño
Modo de preparación:
  1. El éxito sabe mejor cuando se comparte con personas queridas. El éxito puede ser pasajero, el triunfo es siempre duradero; hay que hacer todo lo posible por involucrar y compartir los momentos de grandeza con la familia y los seres queridos, así, estos momentos pueden perdurar. A pesar de que no se puede esperar que otros se alegren o reaccionen de una manera que uno quisiera.
  2. La actitud propia hace toda la diferencia. Cuando se tiene humildad, gratitud y sabe agradecer el apoyo y la compañía de las personas queridas en los momentos bajos y altos de la vida, uno se torna en una persona capaz de entender aquellos que no han sido tan afortunados o que tienen otros asuntos pendientes.
  3. La gratitud y la sensatez le van a permitir recordar siempre, que tanto la vida y los logros son muy frágiles. Todos podemos estar arriba o abajo en cualquier momento, crear fuertes lazos familiares y amistosos, tener siempre una mano amiga puede ser útil tanto para ayudarnos a subir a la cima del mundo, como detenernos si tenemos que descender en algún momento.
“La honestidad y la sencillez hacen de la persona exitosa una persona verdaderamente valiosa y triunfadora”

PERLAS DE EXITO

El carácter es para el hombre lo que el carbón al acero. –Napoleón Hill
El gran uso para la vida es invertirla en algo que la trascienda. –William James
El castigo del mentiroso no consiste en absoluto en que no sea creído, sino en que él no le puede creer a nadie más. –George Bernard Shaw
El fracaso es la oportunidad de comenzar de nuevo, pero más inteligentemente. –Henry Ford
El nuestro es un mundo en el que la gente no sabe lo que quiere y está dispuesta a atravesar todo tipo de obstáculos para conseguirlo. –Don Marquis
Creamos en nosotros mismos y llegará el día en que los demás no tendrán otra alternativa que creer con nosotros. –Cynthia Kersey
La gema no puede ser pulida sin fricción. –Proverbio chino
¡Pedaleemos! De manera áspera, si fuere necesario, o suave si eso es lo que hace falta, ¡pero pedaleemos! Pedaleemos por sobre todos los obstáculos y ¡ganemos la carrera! –Charles Dickens
Seamos cuidadosos con el ambiente que escogemos porque nos forjará; seamos cuidadosos con los amigos que escogemos porque llegaremos a ser como ellos. –W. Clement Stone
Hago lo mejor que sé hacer, lo mismísimo mejor que puedo; y pretendo seguir haciéndolo hasta el final. Si al final todo sale bien, entonces lo que se dice en contra mía no habrá importado un comino. –Abraham Lincoln
Los que se consideran a sí mismos víctimas de sus circunstancias, siempre permanecerán como tales a menos que desarrollen una mayor visión para sus vidas. –Stedman Graham
La vida de todos está bajo el control de alguien… más nos vale que esté bajo el nuestro para que podamos dirigir nuestro destino. –Harry Tucker
La mayoría de los hombres enfrentan el fracaso por su falla en insistir en crear nuevos planes para reemplazar aquellos que han fallado. –Napoleón Hill
El camino a la felicidad yace en dos sencillos principios: descubra lo que le interesa y hace bien y, una vez descubierto, métale toda su alma, cada onza de energía, ambición y habilidad natural que tenga. –John D. Rockefeller III
Veamos que cada vez que nos sentimos adoloridos o derrotados, es tan sólo porque insistimos en aferrarnos a lo que no funciona. Atrevámonos a soltar aquello y no perderemos nada excepto una idea que nos inflige castigo. –Guy Finley
Actuemos como si lo que hacemos marca la diferencia, porque la hace. –William James
No le podemos enseñar nada a un hombre; sólo le podemos ayudar a descubrirlo dentro de sí mismo. –Galileo Galilei
Formulemos y grabemos de manera indeleble en nuestra mente una fotografía mental de nosotros mismos, triunfando. Mantengamos esta imagen con tenacidad y nunca permitamos que se desvanezca. ¡Nuestra mente intentará revelar esa imagen! –Dr. Norman Vincent Peale
El tamaño del futuro que experimentamos en la realidad estará determinado en mucho por un factor: la gente con las que escogemos relacionarnos. Cuando invitamos gente genuinamente comprometida con el crecimiento en cada aspecto de nuestra vida, nuestro propio potencial para el crecimiento se torna verdaderamente ilimitado. –Dan Sullivan
El médico del futuro no recetará medicamentos, sino que interesará a sus pacientes en el cuidado de la estructura humana, en la dieta, y en la causa y prevención de la enfermedad. –Thomas Alva Edison
Para poder hacer lo que realmente nos importa, necesitamos antes que nada, saber lo que realmente nos importa. –Dr. Edward Hallowell
Somos hoy lo que nuestros pensamientos nos llevaron a ser; mañana seremos lo que nuestros pensamientos nos lleven a ser. –James Allen
Hay dos opciones primarias en la vida: aceptar las condiciones tal y como existen, o aceptar la responsabilidad de cambiarlas.–Denis Waitley
No podemos cambiar nada en la vida solamente con la intención, la que puede convertirse en una esperanza ocasional y aguada de que llegaremos al mañana. La intención sin acción es inútil. –Caroline Myss
Si nuestra posición está en todos lados, nuestro impulso es cero. –Michael Korda
El éxito viene por tomar la iniciativa y darle seguimiento… perseverando… expresando elocuentemente la profundidad de nuestro amor. ¿Qué simple acción pudiéramos llevar a cabo hoy para producir nuevo impulso hacia el éxito en nuestra vida? –Anthony Robbins
¡Nuestra auto imagen es nuestro patrón! Cada pensamiento tiene visualizada una actividad. Cada actividad pertenece a un patrón. Nos identificamos con nuestro patrón o pensamiento. Nuestros patrones guían nuestra vida. –J G Gallimore
Un hombre envuelto en sí mismo hace un bulto muy pequeño. –Benjamín Franklin

martes, 22 de mayo de 2012

LOS GRUPOS DE ORACION CARISMATICOS CATOLICOS, REUNION DE ORACION.....

GRUPOS DE ORACION CARISMATICOS CATOLICOS Y REUNIÓN DE ORACION CARISMATICA
GRUPOS DE ORACION CARISMATICOS CATOLICOS
En los grupos de oración se enfatiza la predicación, la oración, la glosolalia, la música, la danza, la alabanza, los testimonios de conversión de vida y las sanaciones milagrosas. La renovación carismática, al no tener estatutos, (en muchos países sí los tienen) no tiene superiores, sino solamente dirigentes, llamados también servidores, sin autoridad jurídica, pero siempre sujetos a la autoridad eclesiástica. Cada grupo elige algunos servidores que tienen como funciones principales: reunirse para discernir en la oración lo que conviene al grupo; proponer y, si es necesario, coordinar los servicios apropiados, como la acogida, la alabanza, la predicación, la música (cantos para la oración), la intercesión, etc.; proponer y organizar; estar en contacto con los representantes de la Iglesia; conectar con la coordinación de la zona y en general estar siempre al servicio de los demás integrantes de su grupo o comunidad de oración. También hay “coordinadores” zonales, regionales, diocesanos, estatales, o departamentales, según el caso, encaminados especialmente a la organización de eventos, cursos, asambleas, etc. El único superior religioso de la Renovación Carismática es la jerarquía de la Iglesia.
El avivamiento carismático ha salido de las barreras del propio movimiento y esta tomando cada día mas fuerza en la vida parroquial, en donde desde el sacerdote hasta los laicos disfrutan de los frutos de este nuevo viento del Espíritu Santo, cientos de sacerdotes jóvenes sin estar matriculados en el movimiento son considerados por los millones de miembros del movimiento como “Sacerdotes Carismáticos”, entre ellos se vivencia la alegría, la sencillez, la facilidad para predicar el evangelio y otros carismas mas como la música, la danza, las sanaciones, liberaciones, milagros.
La corriente carismática también busca “animar” la liturgia a través de la alabanza y la adoración, que es acompañada con elementos musicales, artísticos y signos que expresan la acción del Espíritu así como el fuerte acento en una misión de evangelización hacia los propios fieles de la Iglesia. Aunque inspirado en la forma de oración del pentecostalismo, el movimiento carismático católico no busca romper con la tradición, dogmas y estructuras organizativas del catolicismo sino que, al contrario, intenta contribuir a revitalizarlos. Por ello, si el carismatismo es dinámico e innovador en su concepción de la práctica religiosa, es por otra parte conservador en el plano dogmático. Como católicos, su oración en el Espíritu Santo se une al Magníficat, oración de gracia y alabanza elevada por María, quien fue madre de Nuestro Señor Jesucristo
Tuvo sus orígenes en 1967, cuando un grupo liderado por William Storey y Ralph Keyfer, dos profesores laicos de la Universidad de Dusquesne, en Estados Unidos, decidieron orar juntos, para pedir la efusión del Espíritu Santo. Ellos habrían recibido el llamado “don de lenguas” y otro tipo de carismas, como el de sanación, que son típicos de toda corriente pentecostalista o carismática de parte de cristianos de otras denominaciones pentecostales. En poco tiempo el “fuego” se propagó a otras universidades, como Notre Dame, en Indiana y East Lausing, en Míchigan. Del 8 al 9 de abril de 1967 noventa personas, entre ellas algunos sacerdotes, se congregaron en la Universidad de Notre Dame en un retiro, para reflexionar sobre los acontecimientos producidos en sus vidas, así como contextualizar la experiencia carismática dentro del libro de los Hechos de los Apóstoles, así como una nueva comprensión de la acción del espíritu en la iglesia, produciéndose entre ellos una fuerte experiencia con el Espíritu Santo. A los pocos años de su nacimiento, la “renovación” traspasó las fronteras de los Estados Unidos. A comienzos de los años 70, el movimiento carismático arribó a América Latina, cuando algunos predicadores protestantes bautistas y católicos fueron invitados por el sacerdote colombiano Rafael García Herreros, eudista, quien dirigía una fundación social y eclesial llamada “Minuto de Dios” para ayudar a familias obreras. Varios sacerdotes y laicos de dicha comunidad religiosa se adhirieron a esta corriente y desde entonces, el Minuto de Dios se ha convertido en un importante (mas no único) centro de difusión del movimiento carismático en el ámbito regional, utilizando los medios de comunicación como la prensa, la radio y la televisión, organizando seminarios de iniciación (llamados “Seminarios de Vida en el Espíritu”), asambleas, congresos, misas, retiros y otro tipo de actividades. El movimiento carismático tuvo un gran impulso en la década de 1970 y un crecimiento más lento, pero sostenido, a partir de los años 80. En América Latina la Renovación Carismática ha tenido gran acogida, debido en parte a las particulares características festivas y espontáneas de su población, que además es proclive a aceptar la presencia sobrenatural como parte de la vida cotidiana. En los distintos países latinoamericanos y en España la Renovación Carismática ha sido liderada por distintos grupos y entidades eclesiales, aunque se ha respetado el carácter libre del movimiento y nadie ha pretendido institucionalizarlo, como ha sucedido con otras formas y movimientos espirituales. Esto le ha permitido “impregnar” con relativa facilidad organizaciones de la Iglesia, tanto de tipo laical como clerical o de vida consagrada.
REUNION DE ORACION CARISMATICA
“La mayor parte de la reunión de oración consiste en alabar a Dios con la oración espontánea y con el canto exuberante. Dios es alabado por su majestad, su amor y su fidelidad, y dio las gracias por su gracia en nuestras vidas. “
Esta alabanza y acción de gracias puede ser con palabras, canciones o por medio del don de lenguas y oración. Hay momentos de la oración vocal fuerte (llamado “la palabra de la oración”) donde todo el mundo reza espontáneamente en voz alta y todos a la vez. Esta forma de oración es tal vez una de las señas de identidad de la reunión de oración carismática. La palabra de la oración permite una forma de oración personal en grupo. Cada uno reza individualmente a Dios en sus propias palabras, rezando en voz alta para que otros puedan saber que están rezando y se edifica y anima a participar y orar con más fervor también.
San Pablo nos exhorta: “Sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y orando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo y en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios Padre. “(Efesios 5, 18-20).
Silenciosa adoración
A menudo, después de un período de alabanza y vigorosa canción, habrá momentos de silencio en el que uno siente la presencia y la santidad de Dios. Es un silencio que está “vivo”, vivo con la sensación de temor y reverencia, sabiendo que Dios tiene su trono en medio de su pueblo.
Crónicas 5, narra la dramática historia de la dedicación del templo después de haber sido completado por el rey Salomón. A medida que el pueblo de Israel se reunieron para celebrar, los cantantes y los músicos comenzaron a cantar y tocar. Y cuando alzaron sus voces, cantando canciones de alabanza y adoración a Dios, la gloria de Dios llenó todo el lugar y el poder del Señor vino sobre todo el conjunto, con tanta fuerza que no podía seguir adelante, sino que estaba alli presente y todos estaban en silencio y respeto. Fue una visita poderosa de Dios.
Podemos experimentar la presencia de Dios con más fuerza cuando lo alabamos y le adoran juntos. El Señor habita y tiene su trono en las alabanzas de Su pueblo (Salmo 22:3), y establece su presencia y su reino en medio de un pueblo que le adoran. Esta relación – de alabar el Santo Nombre de Dios y la venida de su Reino y su presencia – es enseñada por Jesús: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga tu reino”, Lc 11:02
El ejercicio de los dones espirituales
Los participantes en la reunión de oración se anima a ejercer los dones espirituales para la gloria de Dios, para edificación y para la evangelización. La siguiente reunión típica de Pablo: “Cuando os reunís, uno tiene un salmo, una instrucción de otra, una revelación, una lengua, o una interpretación. Todo debe hacerse para la edificación. “(I Corintios 14:26)
Profecía
La profecía no es necesariamente sólo una palabra dice el futuro. La palabra de profecía es un don del Espíritu Santo proferida a través de una persona.
Dios ejerce su poder. El Señor pone su palabra llena de sabiduría, de fuerza y de vida en la boca de sus profetas. Dios da la orden de hablar, el profeta habla por una fuerza de lo alto, realiza lo que le fue anunciado.
La palabra que sale de la boca de Dios “arranca y muele, arruina y destruye”, pero lo hace siempre “para edificar, construir y plantar” algo nuevo o mejor. Después de la profecía siempre brota la esperanza de una vida nueva, pues así el propio Señor declara: “Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán” (Ez 35,5).
Este don del Espíritu no se limita a denunciar el mal, sino que es una palabra de Dios que indica también el remedio. Con su palabra Dios sana a los enfermos.
En una oración con alguien puede hablar de una exhortación o una palabra de aliento de Dios, por medio del Espíritu Santo. El grupo se anima a discernir esta palabra a la luz de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia, y para responder apropiadamente a la palabra. San Pablo exhorta a los cristianos: “No apaguéis el Espíritu. No desprecies declaraciones proféticas. Prueba de todo y quedaos con lo bueno. Abstenerse de toda clase de mal. “(I Tesalonicenses 5:19-22)
Lectura bíblica
Alguien puede leer en voz alta un breve pasaje de la Escritura.Todos están invitados a escuchar la Palabra, para recibir la Palabra y de actuar sobre la Palabra.
Es imprescindible que en toda reunión de oración se proclame la Palabra de Dios. Si esto falta, la reunión está incompleta.
Siempre que nos reunamos debemos reservar un tiempo para proclamar la Palabra de Dios pues, a través de ella, Dios nos da la luz, la fuerza, la guía, para poder vivir como cristianos. Sin alimento no se puede vivir. Sin el alimento de la Palabra de Dios contenida en la Biblia no se puede vivir la vida cristiana.
La Palabra de Dios nos transforma. No se debe leer como algo que se estudia intelectualmente o como algo mecánico que realizamos porque eso es lo que se hace.
La Palabra de Dios es viva y eficaz y realiza lo que ella contiene.
Cualquiera de nosotros que escuche la Palabra de Dios con atención y crea en lo que Dios le está diciendo, puede estar seguro que se transforma. Así le pasó a María: Dios, a través del ángel le habló, le pidió su colaboración en la redención del mundo y ella que escuchó y creyó; aceptó y se produjo por el Espíritu Santo, una transformación maravillosa y total de toda su existencia; se convirtió en la Madre de Dios. La Palabra de Dios es capaz de transformar toda una vida y esto, no son palabras, ni es una teoría.
“La Palabra de Dios es viva, eficaz y tajante más que una espada de dos filos y penetra hasta la división del alma y del espíritu hasta las coyunturas y la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hbr. 4, 12).
Cuando se proclama la Palabra de Dios en el Grupo de Oración es para dejar que esa Palabra penetre hasta nuestro corazón y ahí nos interpele, para que nos quite la comodidad que a veces tenemos, que nos desinstale.
Testimonio / Testigos
Durante el tiempo del testimonio, la gente se insta a dar un paso adelante para dar gloria a Dios. Alguien puede contar cómo se han experimentado a Dios en su vida de trabajo, o cómo Dios los ha bendecido y ha cambiado ellos. Estas experiencias personales de la vida real son un poderoso medio de testimonio y para dar testimonio del Dios vivo, y en gran medida puede fomentar y reto a todos a una mayor fe y la fidelidad a Dios.
La enseñanza y la predicación
En la mayoría de las reuniones habrá un orador designado para dar una charla en uno de una variedad de temas destinados a ayudar a los oyentes a conocer a Dios y llevar una vida más cristiana. Una característica común de las enseñanzas es que está centrada en Dios, lleno del Espíritu y las Escrituras base. “La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, ya que enseñar y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría” (Col. 3:16) .
La Vida Nueva que hemos recibido de Jesús, mediante el Bautismo debe ser alimentada para que crezca. Una vida que no se desarrolla, pronto muere. Una forma de crecimiento en la vida cristiana es la Enseñanza.
Los primeros cristianos se reunían frecuentemente y “eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles…” (Hch.2, 42). A ejemplo de ellos, en la actualidad, en los Grupos de Oración suele haber un rato dedicado a la enseñanza.
No se trata de dar una clase. En otros momentos, fuera de la reunión de oración habrá oportunidad de recibir la instrucción que necesitamos mediante cursos, seminarios, etc.
La enseñanza debe responder a las necesidades del grupo. El objetivo de la enseñanza es llevarnos a descubrir la Voluntad deI Señor y sus planes, es enseñarnos a vivir las 24 horas del día nuestra fe.
El animador del Grupo de Oración es el instrumento que Dios escoge pare guiar esa porción de su pueblo que es el Grupo de Oración. El animador es el que detecta las necesidades que para crecer espiritualmente tiene su grupo en un momento dado, a través de la oración y el discernimiento que el Espíritu Santo le da. La enseñanza la puede dar el animador u otra persona que reúna los requisitos necesarios pare este servicio (integridad en la fe, preparación y unción del Espíritu). No es necesario ser un teólogo o un sacerdote. La materia de la enseñanza debe ser discernida por el animador con el asesoramiento de un sacerdote si fuera necesario.
Debe ser una enseñanza corta, (15 a 20 min.) con palabras sencillas de manera que todos los participantes puedan comprenderla.
La enseñanza debe ser fiel a la Doctrina de la Iglesia Católica. Somos Grupos de Oración de la Iglesia Católica, y por tanto la enseñanza que se dé en nuestros grupos debe ser la que hemos recibido de la Iglesia Católica. No otra. Está bien que en algunas ocasiones cristianos de otras confesiones compartan la oración con nosotros pero en determinadas ocasiones solamente. Debe ser alguien que tenga preparación, que viva en verdadera comunión con la Iglesia Católica, lleno del Espíritu Santo y una persona de vida intensa de oración.
La enseñanza debe estar basada en la Biblia y la lectura que se medite en la reunión de oración, generalmente debe estar relacionada con la enseñanza. Cuando la enseñanza falta en un Grupo de Oración, este tiende a debilitarse y a no crecer, pudiendo incluso desaparecer.
Pidamos al Señor que nos de la sabiduría práctica que necesitamos para ver cómo El quiere que crezcamos.
Pidamos siempre a María que nos enseñe a escuchar la Palabra de Dios, a meditarla en nuestro corazón y luego a hacerla vida en nosotros.
Intercesión y hora Ministerio
La base bíblica para el ministerio de oración de intercesión del creyente del Nuevo Testamento es nuestro llamado como sacerdotes de Dios. La Palabra de Dios declara que nosotros somos un sacerdocio santo (1 Pedro 2:5), un sacerdocio real (1 Pedro 2:9), y un reino de sacerdotes (Apocalipsis 1:5).
El fondo para entender este llamado a la intercesión sacerdotal se encuentra en el ejemplo del sacerdocio levítico del Antiguo Testamento. La responsabilidad del sacerdote era estar de pie ante y entre.
Él estaba de pie ante Dios para ministrar a Él con sacrificios y ofrendas. Los sacerdotes también estaban de pie entre un Dios justo y el hombre pecador reuniéndoles en el lugar del sacrificio de sangre.
La Biblia registra que el propósito de Dios al enviar Jesús era para Él servir como un intercesor:
“Vio, pues, que no había nadie, y se asombró de que no hubiese quien intercediese. Por tanto, su propio brazo le produjo salvación, y su propia justicia lo sostuvo” (Isaías 59:16).
Jesús está de pie ante Dios y entre Él y el hombre pecador, así como los sacerdotes del Testamento Viejos hicieron:
“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, es el que también resucitó; quien, además, está a la diestra de Dios, y quien también intercede por nosotros” (Romanos 8:34).
“Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Jesús reúne el hombre pecador y el Dios justo a través del sacrificio de sangre por el pecado. Ya no es necesario la sangre de animales como era en el Antiguo Testamento. Nosotros podemos acercarnos a Dios ahora basándose en la sangre de Jesús que se vertió en la cruz de Calvario para la remisión de pecados. Debido a la sangre de Jesús, usted puede acercarse a Dios audazmente sin temor (Hebreos 4:14-16).
Jesús fue un intercesor mientras Él estaba aquí en la tierra. Él oró por aquellos que estaban enfermos y poseídos por los demonios. Él oró por Sus discípulos. Él incluso oró por usted cuando Él intercedió por todos aquellos que creerían en Él. Jesús continuó Su ministerio de intercesión después de Su muerte y resurrección cuando Él volvió al Cielo. Él sirve ahora como nuestro intercesor en el Cielo.
En los Grupos de Oración, habrá horarios especiales para atender a las necesidades de los unos a los otros, a través de la imposición de las manos, la oración por la sanación y el ejercicio de los dones Palabra de Conocimiento y Sabiduría. La reunión por lo general terminan con un tiempo de intercesión por las necesidades personales y las necesidades del mundo, la nación, la Iglesia, la parroquia, la familia y el hogar.

¿PORQUE VA MAL UN GRUPO DE ORACION?

Los grupos de oracion y sus problemas de funcionamiento
¿POR QUÉ VA MAL UN GRUPO DE ORACIÓN?
UNA VOZ DE ALERTA PARA MANTENER LA LÁMPARA ENCENDIDA.
P. Chris ARIDAS J.J. BOUCHER
Con frecuencia escuchamos preguntas de este tipo: ¿Por qué el encuentro de oración se vuelve rutinario? ¿Cómo algo que empezó bien termina mal? Muchos de los participantes en los grupos carismáticos de oración se preguntan si su propio encuentro se desenvuelve del modo más adecuado y por qué a veces cambia y no siempre para mejor. Y se comienza a pensar en los ” viejos tiempos”.
POSIBLE HISTORIA
Tal vez todo comenzó con un pequeño grupo de personas. Después de los primeros seminarios de vida en el Espíritu, otras muchas se unieron al grupo. Comenzaron los ministerios y cada situación era una oportunidad para que el poder del Señor se manifestase. Estos “sucesos” se referían con gran entusiasmo en la reunión semanal. Al difundirse, mucha gente acudía, incluso de lejos, porque el encuentro de oración se veía como un lugar privilegiado para encontrarse con el Señor. Algunos comparaban su experiencia con la de la Iglesia primitiva, cuando el “Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar” (Hch 2,47).
Animados por la respuesta de la gente, los responsables trataban de hacerlo todo lo mejor posible; los encuentros tenían un desarrollo bastante parecido: alabanza, cantos, intercesión, testimonios. Los seminarios de vida en el Espíritu seguían un esquema definido y todo contribuía a impulsar el espíritu comunitario.
La formación de responsables y animadores seguía también su curso. Inicialmente, el encuentro de oración la guiaban, por suerte, personas que habían sentido la llamada del Espíritu. Con el paso del tiempo, un núcleo más numeroso, llamado grupo de servidores, o de discernimiento, comenzó a reunirse para orar y programar los encuentros. Parecían personas muy unidas entre sí, su fe era fuerte y utilizaban los carismas de manera evidente. Poco a poco, desafortunadamente, este grupo comenzó a convertirse en una “élite” que controlaba todo. Con el paso del tiempo, el grupo de dirección se volvió más estático; las mismas personas hacían siempre las mismas cosas y del mismo modo. Algunos miembros del grupo de oración empezaban a lamentarse de que los animadores estaban sofocando el Espíritu y que las cosas ya no iban como al principio. Estas quejas provocaban desacuerdos y con ellas vino la confusión. La única arma era la defensa usada como norma de actuación, limitando así la esperanza de cambio y de crecimiento.
El mismo grupo de servicio pastoral comenzó a bajar en número de servidores y de ministerios. Cuando llegaba el momento de añadir nuevos animadores, pocos estaban disponibles porque no habían sido preparados. Esta situación se fue alargando hasta que: 1) El encuentro de oración se redujo a un número limitado de personas que trataban de encontrase fielmente, como en el pasado; 2) Los primeros responsables se marcharon causando gran desorientación entre los que permanecían; 3) El grupo originario se dividió en varios grupos, convencidos todos de que ellos eran los que obedecían el Espíritu; y 4) El grupo encuentra por suerte un nuevo procedimiento para seleccionar nuevos animadores que sustituyan a los anteriores.
Esta última solución es la que se da más raramente y así el grupo de oración muere de “muerte lenta”.
ANÁLISIS DE LAS CAUSAS.
¿Por qué ocurre esto? Muchas pueden ser las razones pero, entre ellas, la más importante es la confusión entre los fines de la ‘Asamblea de grupos de oración’ y el “grupo de oración’. Cuando se confunden, comienzan los problemas.
El punto esencial de los encuentros de oración es la evangelización a través de los seminarios de vida en el Espíritu, que son un horno espiritual donde las personas acuden para sentir la fuerza del Espíritu que actúa a través del pueblo de Dios. ¿No fue el gran encuentro de oración, los seminarios del Espíritu, el entusiasmo y la exuberancia de las reuniones carismáticas en las que se movía la fuerza del espíritu la que atrajo nuestra atención?
En cambio, el punto esencial del grupo de oración es el desarrollo de la comunidad al compartir y edificar relaciones fraternas, sanas y fuertes. ¿No fue en el pequeño grupo de compartir, en el interior de un ministerio o en el encontrarnos sencillamente juntos, donde sentimos la experiencia íntima de la verdadera comunidad cristiana? Aunque estos fines pueden mezclarse y sobreponerse, tienen en sí distinta misión.
FINALIDAD DE LOS ENCUENTROS DE ORACIÓN.
Como muchos usan sin diferenciar los términos “encuentros de grupos grandes de oración” y “grupos de oración”, confunden también sus fines:
Algunos dicen que el fin de los encuentros de oración es la renovación de la parroquia. Se explica esto tal vez por el amor y estima que tienen los carismáticos de las relaciones con sus parroquias. Pero ¿es esto lo que Dios quiere de un encuentro de oración? Si el párroco no les encarga, explícitamente, la renovación de la parroquia, no puede ser éste el fin del encuentro de oración. Puede ser un aspecto secundario ya que la parroquia no se renueva solo con esto. A veces se tiene la esperanza de llenarla de la fuerza del Espíritu, pero podría darse la experiencia negativa de crear compartimentos separados, ya que otros feligreses podrían decir: “Esto va bien para ellos, pero no es para mí”.
Otras veces, la renovación de la parroquia es la excusa que utiliza un pequeño grupo de personas para separarse de otro, más numeroso, que se reúne en la parroquia vecina.
Otros, simplemente, no quieren desplazarse demasiado; otros, se van por desacuerdo con algunas personas. Más que resolver de modo cristiano y carismático las dificultades, se consideran “guiados por el Espíritu” hacia otra parte.
 En las reuniones grandes de oración, para otros, lo fundamental es la “comunidad”. Y porque sienten falta de intimidad en el gran grupo de origen, fundan otro pensando conseguir relaciones fraternas más íntimas. Pero la experiencia nos ha demostrado que la verdadera comunidad nace cuando las personas “comparten juntas la propia existencia”, no cuando se limitan a encontrarse una vez a la semana para orar.
Otro motivo que empuja a fundar un nuevo grupo, es el deseo de llevar a otras personas a experimentar la efusión del Espíritu y tener un encuentro personal con Jesús, porque el grupo es siempre el lugar donde puede vivirse esta realidad con otros hermanos. En cambio, durante los encuentros de grupos de oración las personas aprenden a evangelizar y a conocer los ministerios. Nos reunimos para difundir la Buena Nueva y compartir con muchas personas las obras que el Señor está realizando. El encuentro de grupos de oración y el grupo de oración tienen dos finalidades diferentes. Ambas son parte de nuestra experiencia cristiana.
Un encuentro asambleario de oración debe ser el lugar donde muchos grupos se reúnen para alabar a Dios y donde los recién llegados se animan a creer, al ver cumplidas las promesas de Dios.
Un encuentro asambleario de oración donde falten los dones carismáticos (profecía, lenguas, exhortación, etc.) o donde falten ministerios importantes (pastoreo, música, enseñanza, intercesión) puede ser un grupo de personas buenas que el Señor podrá utilizar de distintas maneras, pero no un encuentro carismático de oración. Confundir lo no carismático con lo carismático: Aquí está el problema.
¿QUÉ DECISION TOMAR?
Si el grupo de oración está viviendo una situación difícil no hay que tener miedo a plantearse su unión con otro grupo o incluso aceptar su desaparición. Hay que tener en cuenta la definición y el objetivo de un encuentro carismático: “Un conjunto de personas que se reúnen para alabar a Dios, para escucharle y crecer en el amor fraterno”. Si nada de esto se da, hay que examinar la situación para ver qué remedio se necesita. Siempre que la asistencia decae, los responsables deben discernir para conocer la voluntad del Señor. Pueden darse varias posibilidades:
- El encuentro se ha vuelto tan impersonal que la gente se siente perdida entre la multitud. Si esto ocurre durante mucho tiempo, el nervio espiritual que mantiene al grupo unido se pierde; los responsables se desaniman; son pocos los que muestran dones del Espíritu; disminuyen los servicios y ministerios y, en los que quedan, la insatisfacción es creciente. En este caso la enseñanza podrá servir para animar a las personas a participar en grupos mas pequeños, donde las relaciones mutuas se pueden sostener y fomentar. Algunos no sabrán cómo hacerlo; entonces deben ayudarles los responsables a participar, por ejemplo, en grupos de profundización, de Biblia, etc.
Es también posible que el Señor esté pidiendo que un grupo se funda con otro. Nos cuesta cambiar de costumbres, sobre todo, cuando se ha experimentado en un grupo con fuerza el poder de Dios; esto puede suceder en grupos que llevan años de vida, donde la gente entra, pasa y sale a trabajar en otros campos (catequesis, enfermos, prisiones). Al recibir alimento y fuerza en otro lugar, abandonan el encuentro de oración con pena.
TODO ES PARA BIEN
Los encuentros de grupos de oración no son eternos. Pueden “caer en tierra y morir” para que nazca otra realidad. El cuerpo sigue vivo aunque unas células puedan morir y otras renazcan. En el Cuerpo de Cristo, el encuentro de oración no es todo el Cuerpo. Si lo consideramos realmente como parte del cuerpo, comprenderemos que hay células que mueren y otras que continúan. Lo importante no es la vida o la muerte de unas células, sino el cuerpo en su totalidad. Si un encuentro, que fue en otro tiempo vibrante, ya no es “carismático”, puede significar que los participantes deben unirse a otros encuentros verdaderamente “carismáticos”, (y sin dejar de participar por esto en la experiencia de crecimiento dentro de un grupo pequeño).
Nuestra fuerza no nace de un encuentro de oración concreto, sino del Señor que se manifiesta a través de su Espíritu.
En buenos encuentros de oración pueden darse, a veces, cosas no tan buenas; pero esto no es una razón para desanimarse. Sabemos que “en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rm 8.28). Por eso confiamos en su amor en medio de las pruebas y las incertidumbres. Si confiamos en Él, continuaremos creciendo, a través de los cambios, hasta llegar a esa medida que Él quiere para nosotros.