miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA ACEDIA


En mi sed me dieron vinagre.

 La civilización de la acedia.

De la Acedia no se suele hablar. No se la enumera habitualmente en la lista de los pecados capitales... Sin embargo, la acedia es una atmósfera que nos envuelve... Si bien se mira, la nuestra puede describirse como una verdadera Civilización de la Acedia.

Ya adentrándonos en el tercer milenio cristiano se nos exhorta a navegar mar adentro y a empeñarnos en fundar una civilización del amor. Pero el terreno no está vacío. También hoy como en toda época se plantea, aunque en términos propios, el enfrentamiento de las dos ciudades a las que se refiere el Apocalipsis y San Agustín.

El terreno está ocupado en nuestros tiempos por una civilización feroz - cultura de la guerra y de la muerte - que nació de la apostasía de las naciones católicas, apartándose y renegando de los caminos de la caridad. Su antagonismo con la civilización del amor es ingénito. Y así como la Iglesia es experta en humanidad, la civilización de la acedia es experta en provocar y propagar la apostasía y, por ende, la deshumanización.

A pesar de lo útil que puede resultarnos, por estos motivos, recuperar la operatividad profética del tradicional concepto de acedia, no se suele hablar de ella. Muchos fieles, religiosos y catequistas incluidos, nunca o rarísima vez la oyeron nombrar y pocos sabrán explicar en qué consista. Y aún los enterados, no le ven mayor valor que a nivel de una moral privatista.

Sin embargo, la acedia - poco importa que no se la sepa reconocer ni nombrar - es una atmósfera que nos envuelve sin advertirla. Se la puede encontrar en todas sus formas: en forma de tentación, de pecado actual, de hábito extendido como una epidemia, y hasta de cultura con comportamientos y teorías propias que se trasmiten por imitación o desde sus cátedras, populares o académicas. Si bien se mira, la nuestra, puede describirse como una verdadera y propia Civilización de la Acedia.
Capítulo 8: En mi Sed me dieron Vinagre: Índice Analítico

EN MI SED ME DIERON VINAGRE
La Civilización de la Acedia

INDICE ANALITICO

1. LA ACEDIA PECADO CAPITAL -
1.1. ¿Qué es la Acedia? Definiciones -
1.2. Tristeza, envidia y Acedia -
1.3. ¿Es posible la Acedia? -
1.4. Acedia = Acidez, Impiedad -
1.5. Sus efectos -

2. LA ACEDIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS -
2.1. La unción en Betania -
2.2. La acedia de Mikal, Esposa de David -
- El Via Crucis y la Vuelta Ciclista - La respuesta de David a Mikal
2.3. La acedia de los hijos de Jeconías -
2.4. El menosprecio de un profeta -
- La burla: hija de la acedia - Esaú menosprecia la primogenitura
2.5. Rehusar el gozo y el llanto -
2.6. El clamor de las piedras -
2.7. El pecado de Caín -
- Acedia en la Historia de Salvación
2.8. El Pecado Original -
- Apetito y Visión
2.9. Dos ayes proféticos sobre la acedia -
- No ver el bien: acedia como apercepción - Llamar mal al bien: acedia como dispercepción
2.10.La acedia como ceguera -
- La idolatría como ceguera - Ceguera del pueblo elegido- Ceguera en el Nuevo Testamento - "Ciegos guías de ciegos" - "Esta generación pide una señal" - "Mataron a los profetas"- "Despreciaron una tierra envidiable" - Jesús: Explorador y Testigo - La acedia de Pedro ante la Cruz

3. ACEDIA Y MARTIRIO -
3.1. Acedia de los perseguidores - Burla a los mártires
- La acedia de Herodes
3.2. Acedia de los perseguidos -
3.3. Acedia del Demonio -

4. LA CIVILIZACION DE LA ACEDIA -
4.1. El abandono del fervor religioso -
4.2. La honorable apostasía -
4.3. De la tristeza a la aversión -
- Fuerza teófuga y cosípeta
4.4. El combate de la Filantropía contra la Caridad -
- Los siglos de la acedia. La civilización de la acedia - Acedia y apostasía
4.5. Los empachados de Cristo -
- Gozo y consolación
4.6. Las campanas del Domingo -
4.7. Alrededor del Corpus y otras procesiones -
Hoy y aquí en Luján - Los exploradores eucarísticos
4.8. Acedia y persecución -
- Acedia e imaginario católico
4.9. Acedia y Mass Media -
- Lluvia ácida
4.10."No te avergüences del Evangelio" -
- Burla y menosprecio - La burla como persecución - La irrisión se opone a la justicia - El que a vosotros desprecia a mí me desprecia
4.11.La acedia jurídica -
- El envilecimiento de la conciencia
4.12.Adiestramiento para la acedia -
- Versión occidental
4.13.Las "broncas" en la Iglesia -
- El partido del mundo
4.14.Permanecer en el amor fraterno -
- Vergüenza por el propio pueblo - ¿Pueblo supersticioso o pueblo sacerdotal? - "Con aspecto de piedad, niegan su eficacia"
4.15.La corrosión del lenguaje creyente -
- Beato. Devoto - Fervor, gozo, virtud - Caridad - Limosna - Católico, catolicismo
4.16.La corrosión de los signos -

5. LA ACEDIA EN LA VIDA CONSAGRADA -
5.1. La tentación de acedia ataca al monje -
5.2. Tristeza por el bien divino -
5.3. Cuadro clínico de la acedia monástica -
5.4. Las hijas de la acedia -
5.5. Acedia en la vida religiosa apostólica -
5.5.1. Un ejemplo actual
- Análisis del caso
5.5.2. Una forma de acedia: la acedia docente o escolar
- Motivos clásicos de la acedia escolar - Más motivos, actuales, de acedia escolar -
El frente interno - Algunos rasgos de acedia docente - Tentaciones de fuga con apariencia de bien - Acedia escolar congregacional - Conclusión

6. ACEDIA Y DESOLACION SEGUN SAN IGNACIO DE LOYOLA -
6.1. Razones contra gozo -
- Escrúpulos
6.2. Desolación contra consolación -
6.3. Acedia en Ejercicios de mes -
- Sabor agrio a Herodes - Otros ejemplos

7. PNEUMODINAMICA DE LA ACEDIA -
7.1. Apercepción y dispercepción -
- Acedia y Pereza
7.2. Los dos apetitos antagónicos -
- Los dos amores opuestos - La rebelión de la concupiscencia - Causa y efecto del Pecado Original
7.3. Temor de Dios y miedo a Dios -
- Resistencia universal ante lo sagrado - Temor o miedo
7.4. El gozo como fuerza -
- El gozo del Señor es vuestra fortaleza - El amor echa afuera el temor - Mi fuerza se realiza en la debilidad - Locura y debilidad de Dios
7.5. Gozo y virtudes teologales -
- El gusto de creer - Termómetro de las virtudes
7.6. Apéndice: El problema de los remedios -
- Los remedios: complejidad y sencillez - Las recetas tradicionales - Remedio obvio pero arduo

CONCLUSION -Autor: P. Horacio Bojorge


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