ANTE LA MAJESTAD DE DIOS
Padre
Justo nos lleva de la mano para hacernos partícipes de ese acto de
extraordinaria humanidad que se llama adoración perpetua. Un gesto
humilde de relación con el Misterio. Porque adorar significa permanecer
en el amor de Dios
Francesca Golfarelli
En una época como la nuestra, asediada por el ruido, marcada por el
materialismo y la idolatría moderna, la adoración del Santísimo
Sacramento es una boya a la cual adherirse para no ahogarse en un vacío
absoluto. Con la adoración nace y crece en la relación de fe y de amor
con Dios y consigo mismo. La Gospa pide en su mensaje adorar a Jesús en
el Santísimo Sacramento, y lo hace desde el 15 de marzo 1984, cuando
dijo: \"Adoren al Santísimo Sacramento sin interrupción. Yo estoy
presente cuando los fieles están en adoración. \" Sin interrupción.
\"Esto significa en adoración perpetua.\" De eso está profundamente
convencido el padre Justo Antonio, Misionero de la Santísima Eucaristía
(MSE), propagador de la adoración perpetua, \"enviado\" en el mundo para
abrir capillas de adoración del Santísimo Sacramento en diferentes
partes del globo. En Medjugorje, la comunidad ha respondido a la Virgen
permaneciendo en la adoración, todos los jueves después de la misa de la
tarde y en la noche del miércoles, jueves y sábado. La capilla del
Santísimo Sacramento está siempre abierta para la adoración continua. En
Italia, - también alentado por el ejemplo que viene de la pequeña
ciudad de Herzegovina - la adoración eucarística tiene cada vez más un
mayor número de seguidores, como lo demuestra la constante apertura de
lugares de culto dedicados a la adoración perpetua. Por esta razón hemos
llegado a padre Justo, para preguntarle, a él que le ha dedicado tantas
energías físicas y espirituales a la difusión de la adoración
eucarística, que nos introduzca mejor en esta importante expresión de la
fe.
Padre Justo, cuéntenos cómo nació su misión.
Nació de una fuerte llamada que tuve cuando conocí al Padre Martín
Lucía. Él fue el primero, hace casi cuarenta años, en comenzar la
adoración perpetua de la Eucaristía con los laicos. La práctica era ya
conocida, pero sólo dentro de las comunidades religiosas. Hoy la novedad
es que este modo de adoración perpetua se lleva a cabo por laicos. La
participación de los laicos fue solicitada, promovida, alentada por el
Concilio Vaticano II y forma parte de la nueva evangelización, tan
querida y pedida por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Evangelización
\"nueva\" no en el contenido sino en la expresión, en el método y en el
ardor.
¿Qué es la adoración eucarística?
Es la respuesta natural del hombre ante Dios es la relación principal,
espontánea, inmediata del ser inteligente en su totalidad con su Creador
ante su presencia. Es el culto debido a Dios y sólo a Él, porque Él es
Dios y nosotros somos sus criaturas. La adoración implica el
reconocimiento de la gloria y majestad de Dios, es también dejarse
abrazar por él, penetrar en la profundidad de su amor, establecer un
diálogo de amor en el silencio del corazón con nuestro Creador. Se trata
de una manera sublime de permanecer en el amor de Dios y, por
consiguiente, de dar frutos a partir de la misma adoración.
¿Por qué \"adorar\"?
Porque es Dios. \"Adorarás al Señor tu Dios y a él sólo rendirás culto\"
(Mt 4,10). Así Jesús le respondió al diablo en el desierto cuando
reclamaba la adoración para sí. El que se niega a adorar a Dios
terminará adorando al diablo - directa o solapadamente en el dinero, en
el ansia de poder- cayendo en su trampa.
¿A quién se adora?
Sólo a Dios, nadie más. Adoramos a Dios en sus tres personas: Padre,
Hijo y Espíritu Santo. El culto a Dios se llama \"latría\", el culto a
los santos \"dulía\", mientras que la Virgen recibe un culto especial,
llamado \"hiperdulía\", superior a la de los santos, porque es ella la
que concibió al Hijo de Dios y por todo lo que hizo y hace por nuestra
salvación.
¿Cuándo se adora?
Cada vez que somos conscientes de la presencia divina. Hay una presencia
de Dios por inmensidad, Dios está en todas partes, pero también una
presencia por inhabitación, que se produce cuando la persona se
encuentra en estado de gracia, cuando su corazón está dirigido a Dios y
a sus hermanos. Esa persona exhala el perfume de Dios. En fin, existe
una tercera forma de presencia, localizable, la de Jesucristo, verdadero
Hombre y verdadero Dios, y esta es la Eucaristía, el don de amor que
nos ha dejado en la forma más humilde silenciosa que es el pan
eucarístico.
¿Quién adora?
Los seres inteligentes: los hombres, las ánimas beatas y los ángeles.
Cada cristiano creyente adora a Dios, quien cree adora, quien adora
cree.
¿Quién puede adorar?
¡Todos! El Señor llama a todos. Todos tenemos el dulcísimo deber de
adorar a Dios. Todo creyente adora a Dios - de lo contrario no sería un
creyente - todo cristiano adora a Cristo - si no lo adora quiere decir
que entonces no es cristiano, sino que pertenece a una secta cristiana,
porque no cree que Jesús es Dios - y todo católico adora a Dios en la
Eucaristía.
¿Dónde se adora al Santísimo?
Todo católico adora a Dios en la Eucaristía, que es la presencia de
Jesucristo. Por lo tanto, la adoración no es un culto abstracto sino
concreto, que se rinde delante de la presencia eucarística del Señor en
el Santísimo Sacramento.
¿Cuál es la manera apropiada de adorar?
La adoración es un culto del corazón que involucra todo nuestro ser, y
esto se manifiesta también a través de la actitud corporal, que refleje
el reconocimiento de la gloria de Dios y la reverencia que esto implica.
Cuando nos e encontramos ante la presencia del Santísimo debemos
arrodillarnos. Si hubiese un serio impedimento se debería inclinar el
tronco hacia delante y la cabeza. La primera cosa a hacer es purificar
la memoria, abriendo nuestros corazones al perdón.
¿Cuáles pueden ser los frutos de la adoración eucarística?
Adorar es encontrarse con Cristo, para vivir más intensamente las
celebraciones eucarísticas. La Santa Misa es el acto más sublime de
alabanza y adoración y la adoración fuera de la Misa intensifica lo que
ha tenido lugar en ella. La paz de Cristo viene del encuentro con Él.
Adorar es, por lo tanto, causa de profunda sanación espiritual y de
conversión.
¿Cuáles son las características de la adoración eucarística?
Podemos proceder tocando breves puntos, para hacerlo más simple. En
primer lugar, el silencio. Si bien comunitariamente se puede adorar a
través de una adoración guiada y meditada, la adoración se lleva a cabo
principalmente en el silencio, para sumergirse completamente en la
Divinidad, en la Santísima Trinidad. Luego, otro punto, es la alabanza a
Dios. En la adoración personal y silenciosa se alaba a Dios, de forma
espontánea o con la ayuda de los Salmos, especialmente los últimos del
salterio. Alabar y bendecir a Dios por quien Él es, es un movimiento del
espíritu que exulta elevándose (como el Magnificat de María). Luego
está la gratitud hacia Dios. Para agradecer al Señor debemos ejercer
nuestra capacidad de recordar todo lo que nos ha dado, empezando por el
bien de la vida. Otro punto es la intercesión. En la adoración digamos
que es legítimo interceder por los demás, pedir por las necesidades
materiales y espirituales, entrar en profundo diálogo con el Señor. Por
último, está la dimensión de la reparación. Se repara por la apostasía y
todos los sacrilegios, las herejías, y también por las múltiples formas
de indiferencia, que ignorando el amor de Dios lo vanifican. Las
reparaciones van unidas a la intercesión de esas pobres almas que van a
la perdición.
¿Nos puede dar consejos para vivir estos momentos extraordinarios?
Nunca olviden a quién tienen delante. Llenen el tiempo con meditaciones
personales y, si nada viene a la mente, dejen hacer a Él: para entrar en
intimidad con el Señor hay que abandonarse, dejando impregnarse de su
amor. La adoración, como decía el gran santo de la Eucaristía san Pedro
Julián Eymard [santo francés (1811-1868), fundador de la Congregación
del Santísimo Sacramento, n.d.r.], tiene como objetivo la persona divina
de Nuestro Señor Jesucristo, presente en el Santísimo Sacramento, que
estando vivo quiere que le hablemos. Él nos hablará, sin duda no a
través de la voz, sino con sus modos misteriosos. El coloquio entre el
alma y el Señor es la verdadera meditación eucarística, es adoración. De
todos modos, usen su piedad, su amor, antes de usar los libros. Que un
libro los acompañe para empezar un buen camino, cuando el espíritu se
vuelve pesado y los sentidos están estresados, está bien; pero recuerden
que el buen Maestro prefiere la pobreza de nuestros corazones a los
pensamientos más sublimes ajenos. Finalmente, un último consejo del
santo: \"Como vuestras adoraciones son bastante imperfectas\" – decía
san Pedro Julián Eymard – únanlas a la adoración de la Santísima Virgen
\".
¿Cuántos son en Italia, las capillas de adoración perpetua?
Son cerca de cincuenta capillas de Adoración Perpetua. La última fue
inaugurada en Jesi, cerca de Ancona, pero pronto van a empezar otra en
Bari.
Misionero de la Eucaristía
Padre Justo Antonio Lo Feudo es un sacerdote misionero y su comunidad
tiene por carisma promover y establecer la Adoración Perpetua en
parroquias y diócesis del mundo y lo hacen por medio de conferencias,
escritos, participación en programas de radio y televisión y
conferencias internacionales, como el Congreso Eucarístico
Internacional. Es, sin embargo, especialmente en las misiones que,
sensibilizando a los files sobre la adoración y, en particular, sobre la
Adoración Eucarística Perpetua, se recogen las adhesiones para
participar en ella, y se logra formar una organización de coordinadores
cuyo objetivo principal es asegurar que el Señor nunca permanezca solo
cuando está expuesto en el Santísimo Sacramento.
(Extraído y traducido de la entrevista aparecida en la revista italiana “Medjugorje-La Presenza di Maria”)