lunes, 25 de junio de 2012

¿PORQUE SURGE LA ADORACION?



¿Por qué la Adoración Perpetua?

Porque es la manera que tenemos de dar una respuesta constante en el tiempo hacia Quien no deja de ser Dios y de amarnos de amor eterno. Pero, la Adoración Eucarística Perpetua conlleva, como consecuencia de lo anterior, otro mérito: en tiempos en los que nuestras iglesias están a menudo cerradas, una capilla siempre abierta, para quienquiera allegarse a cualquier hora del día o de la noche, es como los brazos siempre abiertos de Jesús, dispuesto a acoger a todo hombre. Es también una respuesta al clamor del Papa Juan Pablo II, vuelto también suyo de Benedicto XVI: “¡Abridle las puertas a Cristo! ¡Abrídselas de par en par!”
Los motivos que hacen única a la Adoración Perpetua son que el Señor sea adorado incesantemente y que la iglesia esté siempre abierta.
En efecto, en una capilla de Adoración Perpetua, la fraternidad eucarística que conforman los adoradores, reza a toda hora del día y de la noche, eleva alabanzas, súplicas, acción de gracias, bendiciones y repara, rindiendo grandísimo honor y gloria al Señor como comunidad eclesial.
Adoradores que se suceden día y noche ofrecen un gran testimonio de fe, un testimonio que ayuda e interpela al mundo, atrae a aquellos que están en la búsqueda de Dios y llama la atención a quien está lejos del Señor para que se acerque a Él.
La capilla de la adoración perpetua es la fuente de agua viva que quita la sed de vida, es un faro en la noche del mundo, es la puerta abierta al Cielo que permanece abierta. De ella se derraman gracias y beneficios que llevan a grandes conversiones.
El Santo Padre Benedicto XVI insiste: nos falta redescubrir la oración, la contemplación. 
En tal sentido, la Adoración Eucarística Perpetua origina una comunidad contemplativa donde cientos de personas en oración incesante descubren la belleza y la riqueza del encuentro con Dios, hacen experiencia directa de Dios, entran en intimidad con Él y desean conocerlo aún más, con el resultado de mayor crecimiento espiritual.
El silencio con que se adora en la capilla permite el recogimiento que hace propicio el encuentro con el Señor y su escucha.
En el día de la Inmaculada Concepción del 2007, la Congregación para el Clero, en la persona del Cardenal Hummes, ha invitado a los Ordinarios de todo el mundo a dedicar un templo a la Adoración Perpetua para el sostenimiento espiritual de todo el clero y para pedir más y santas vocaciones.

ANTE LA PRESENCIA DE DIOS....TODA RODILLA SE DOBLA

ANTE LA MAJESTAD DE DIOS

 

Padre Justo nos lleva de la mano para hacernos partícipes de ese acto de extraordinaria humanidad que se llama adoración perpetua. Un gesto humilde de relación con el Misterio. Porque adorar significa permanecer en el amor de Dios

Francesca Golfarelli
En una época como la nuestra, asediada por el ruido, marcada por el materialismo y la idolatría moderna, la adoración del Santísimo Sacramento es una boya a la cual adherirse para no ahogarse en un vacío absoluto. Con la adoración nace y crece en la relación de fe y de amor con Dios y consigo mismo. La Gospa pide en su mensaje adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento, y lo hace desde el 15 de marzo 1984, cuando dijo: \"Adoren al Santísimo Sacramento sin interrupción. Yo estoy presente cuando los fieles están en adoración. \" Sin interrupción. \"Esto significa en adoración perpetua.\" De eso está profundamente convencido el padre Justo Antonio, Misionero de la Santísima Eucaristía (MSE), propagador de la adoración perpetua, \"enviado\" en el mundo para abrir capillas de adoración del Santísimo Sacramento en diferentes partes del globo. En Medjugorje, la comunidad ha respondido a la Virgen permaneciendo en la adoración, todos los jueves después de la misa de la tarde y en la noche del miércoles, jueves y sábado. La capilla del Santísimo Sacramento está siempre abierta para la adoración continua. En Italia, - también alentado por el ejemplo que viene de la pequeña ciudad de Herzegovina - la adoración eucarística tiene cada vez más un mayor número de seguidores, como lo demuestra la constante apertura de lugares de culto dedicados a la adoración perpetua. Por esta razón hemos llegado a padre Justo, para preguntarle, a él que le ha dedicado tantas energías físicas y espirituales a la difusión de la adoración eucarística, que nos introduzca mejor en esta importante expresión de la fe.
Padre Justo, cuéntenos cómo nació su misión.
Nació de una fuerte llamada que tuve cuando conocí al Padre Martín Lucía. Él fue el primero, hace casi cuarenta años, en comenzar la adoración perpetua de la Eucaristía con los laicos. La práctica era ya conocida, pero sólo dentro de las comunidades religiosas. Hoy la novedad es que este modo de adoración perpetua se lleva a cabo por laicos. La participación de los laicos fue solicitada, promovida, alentada por el Concilio Vaticano II y forma parte de la nueva evangelización, tan querida y pedida por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Evangelización \"nueva\" no en el contenido sino en la expresión, en el método y en el ardor.
¿Qué es la adoración eucarística?
Es la respuesta natural del hombre ante Dios es la relación principal, espontánea, inmediata del ser inteligente en su totalidad con su Creador ante su presencia. Es el culto debido a Dios y sólo a Él, porque Él es Dios y nosotros somos sus criaturas. La adoración implica el reconocimiento de la gloria y majestad de Dios, es también dejarse abrazar por él, penetrar en la profundidad de su amor, establecer un diálogo de amor en el silencio del corazón con nuestro Creador. Se trata de una manera sublime de permanecer en el amor de Dios y, por consiguiente, de dar frutos a partir de la misma adoración.
¿Por qué \"adorar\"?
Porque es Dios. \"Adorarás al Señor tu Dios y a él sólo rendirás culto\" (Mt 4,10). Así Jesús le respondió al diablo en el desierto cuando reclamaba la adoración para sí. El que se niega a adorar a Dios terminará adorando al diablo - directa o solapadamente en el dinero, en el ansia de poder- cayendo en su trampa.
¿A quién se adora?
Sólo a Dios, nadie más. Adoramos a Dios en sus tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El culto a Dios se llama \"latría\", el culto a los santos \"dulía\", mientras que la Virgen recibe un culto especial, llamado \"hiperdulía\", superior a la de los santos, porque es ella la que concibió al Hijo de Dios y por todo lo que hizo y hace por nuestra salvación.
¿Cuándo se adora?
Cada vez que somos conscientes de la presencia divina. Hay una presencia de Dios por inmensidad, Dios está en todas partes, pero también una presencia por inhabitación, que se produce cuando la persona se encuentra en estado de gracia, cuando su corazón está dirigido a Dios y a sus hermanos. Esa persona exhala el perfume de Dios. En fin, existe una tercera forma de presencia, localizable, la de Jesucristo, verdadero Hombre y verdadero Dios, y esta es la Eucaristía, el don de amor que nos ha dejado en la forma más humilde silenciosa que es el pan eucarístico.
¿Quién adora?
Los seres inteligentes: los hombres, las ánimas beatas y los ángeles. Cada cristiano creyente adora a Dios, quien cree adora, quien adora cree.
¿Quién puede adorar?
¡Todos! El Señor llama a todos. Todos tenemos el dulcísimo deber de adorar a Dios. Todo creyente adora a Dios - de lo contrario no sería un creyente - todo cristiano adora a Cristo - si no lo adora quiere decir que entonces no es cristiano, sino que pertenece a una secta cristiana, porque no cree que Jesús es Dios - y todo católico adora a Dios en la Eucaristía.
¿Dónde se adora al Santísimo?
Todo católico adora a Dios en la Eucaristía, que es la presencia de Jesucristo. Por lo tanto, la adoración no es un culto abstracto sino concreto, que se rinde delante de la presencia eucarística del Señor en el Santísimo Sacramento.
¿Cuál es la manera apropiada de adorar?
La adoración es un culto del corazón que involucra todo nuestro ser, y esto se manifiesta también a través de la actitud corporal, que refleje el reconocimiento de la gloria de Dios y la reverencia que esto implica. Cuando nos e encontramos ante la presencia del Santísimo debemos arrodillarnos. Si hubiese un serio impedimento se debería inclinar el tronco hacia delante y la cabeza. La primera cosa a hacer es purificar la memoria, abriendo nuestros corazones al perdón.
¿Cuáles pueden ser los frutos de la adoración eucarística?
Adorar es encontrarse con Cristo, para vivir más intensamente las celebraciones eucarísticas. La Santa Misa es el acto más sublime de alabanza y adoración y la adoración fuera de la Misa intensifica lo que ha tenido lugar en ella. La paz de Cristo viene del encuentro con Él. Adorar es, por lo tanto, causa de profunda sanación espiritual y de conversión.
¿Cuáles son las características de la adoración eucarística?
Podemos proceder tocando breves puntos, para hacerlo más simple. En primer lugar, el silencio. Si bien comunitariamente se puede adorar a través de una adoración guiada y meditada, la adoración se lleva a cabo principalmente en el silencio, para sumergirse completamente en la Divinidad, en la Santísima Trinidad. Luego, otro punto, es la alabanza a Dios. En la adoración personal y silenciosa se alaba a Dios, de forma espontánea o con la ayuda de los Salmos, especialmente los últimos del salterio. Alabar y bendecir a Dios por quien Él es, es un movimiento del espíritu que exulta elevándose (como el Magnificat de María). Luego está la gratitud hacia Dios. Para agradecer al Señor debemos ejercer nuestra capacidad de recordar todo lo que nos ha dado, empezando por el bien de la vida. Otro punto es la intercesión. En la adoración digamos que es legítimo interceder por los demás, pedir por las necesidades materiales y espirituales, entrar en profundo diálogo con el Señor. Por último, está la dimensión de la reparación. Se repara por la apostasía y todos los sacrilegios, las herejías, y también por las múltiples formas de indiferencia, que ignorando el amor de Dios lo vanifican. Las reparaciones van unidas a la intercesión de esas pobres almas que van a la perdición.
¿Nos puede dar consejos para vivir estos momentos extraordinarios?
Nunca olviden a quién tienen delante. Llenen el tiempo con meditaciones personales y, si nada viene a la mente, dejen hacer a Él: para entrar en intimidad con el Señor hay que abandonarse, dejando impregnarse de su amor. La adoración, como decía el gran santo de la Eucaristía san Pedro Julián Eymard [santo francés (1811-1868), fundador de la Congregación del Santísimo Sacramento, n.d.r.], tiene como objetivo la persona divina de Nuestro Señor Jesucristo, presente en el Santísimo Sacramento, que estando vivo quiere que le hablemos. Él nos hablará, sin duda no a través de la voz, sino con sus modos misteriosos. El coloquio entre el alma y el Señor es la verdadera meditación eucarística, es adoración. De todos modos, usen su piedad, su amor, antes de usar los libros. Que un libro los acompañe para empezar un buen camino, cuando el espíritu se vuelve pesado y los sentidos están estresados, está bien; pero recuerden que el buen Maestro prefiere la pobreza de nuestros corazones a los pensamientos más sublimes ajenos. Finalmente, un último consejo del santo: \"Como vuestras adoraciones son bastante imperfectas\" – decía san Pedro Julián Eymard – únanlas a la adoración de la Santísima Virgen \".
¿Cuántos son en Italia, las capillas de adoración perpetua?
Son cerca de cincuenta capillas de Adoración Perpetua. La última fue inaugurada en Jesi, cerca de Ancona, pero pronto van a empezar otra en Bari.


Misionero de la Eucaristía
Padre Justo Antonio Lo Feudo es un sacerdote misionero y su comunidad tiene por carisma promover y establecer la Adoración Perpetua en parroquias y diócesis del mundo y lo hacen por medio de conferencias, escritos, participación en programas de radio y televisión y conferencias internacionales, como el Congreso Eucarístico Internacional. Es, sin embargo, especialmente en las misiones que, sensibilizando a los files sobre la adoración y, en particular, sobre la Adoración Eucarística Perpetua, se recogen las adhesiones para participar en ella, y se logra formar una organización de coordinadores cuyo objetivo principal es asegurar que el Señor nunca permanezca solo cuando está expuesto en el Santísimo Sacramento.
(Extraído y traducido de la entrevista aparecida en la revista italiana “Medjugorje-La Presenza di Maria”)

¿como orar?........

¿Cómo orar cuando estás decepcionado?


¿Buscamos certezas? Aquí está la más sólida de todas. Del amor de Dios podemos estar siempre seguros, completamente seguros.
Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com

Seguramente has tenido la experiencia de una decepción, un fracaso, una traición, de cuando tal vez alguien que considerabas un buen amigo o un buen socio te da una puñalada por la espalda, un ser querido que desaparece cuando más lo necesitas y te deja en completa soledad, un tiempo prolongado de inestabilidad en tu casa, de un hermano, un hijo o un amigo que se va, de alguien que no cumplió su palabra y tú sufriste graves consecuencias, un sueño en el que has invertido mucho y se te derrumba... Me refiero a la experiencia de haber puesto tus esperanzas en alguien o en algo y que todo se te venga abajo.

Experimentas una gran decepción. Surgen en la mente todo tipo de preguntas. Te cuestionas si fuiste tú el culpable. Dudas de todo y de todos. Como Jeremías, tu también dices: Maldito el hombre que confía en el hombre (Jer 17, 5) y como el salmista: Mejor es confiar en Yahvé, que confiar en el hombre. (Salmo 118)

Hay personas que en éstas circunstancias se desmoronan, caen en profunda depresión, otros incluso se suicidan. Son situaciones difíciles, a veces muy difíciles, pero también pueden ser muy provechosas. Yo creo que, por más dolorosas que se presenten, son oportunidades de oro para afianzarse y crecer. Cuando se te desmorona un edificio, es una oportunidad privilegiada para construir, ahora sí, sobre roca firme. He tenido experiencias de éstas en mi vida y he podido acompañar a muchas personas en momentos similares y los he visto madurar y superarse como nunca.

Lo que se echa de menos en estas situaciones es la fidelidad. Viene una gran nostalgia de un amor que sea fiel, que no falle, que no pueda fallar. Algo o alguien que dé garantías de estabilidad. El amor no puede pisar sobre arenas movedizas, necesita tierra firme: FIDELIDAD. Y entonces nos acordamos de Dios. Ayer mismo, una universitaria que participa en el taller de oración que estoy impartiendo en Medellín, me decía: En estos momentos, sé y entiendo que si estoy con Dios, nadie puede afectar mi estabilidad.

En el contexto bíblico, la fidelidad es sobre todo un atributo divino: Dios se nos da a conocer como Aquél que es fiel para siempre a la alianza que ha establecido con su pueblo, no obstante la infidelidad de éste. En su fidelidad, Dios garantiza el cumplimiento de su plan de amor, y por esto es también digno de fe y veraz. (Benedicto XVI, 11 de junio de 2012)

No porque Dios sea fiel se acabaron los problemas. El es fiel, pero sus designios no dejan de ser misteriosos. Por nuestra parte, seguimos siendo libres: otro gran misterio. Nuestra relación con Dios, nuestro fiarnos de Dios, no está completamente resuelto en Él. Somos libres y por ello nuestra relación con Él mantiene un carácter fundamental de pregunta.

Si vivimos estos momentos como personas humildes, profundas y coherentes, en lugar de caer en un hoyo, son oportunidades excelentes para crecer en el conocimiento de Dios y en amistad con Él. En tiempos de "arenas movedizas" creo que hay que buscar espacios de silencio y soledad y hacer oración. Este es el consejo de Santiago: ¿Sufre alguno entre vosotros? Que ore. (Santiago 5, 13)

En la oración experimentamos a Alguien que sí es fiel, la Roca firme en la que podemos confiar. Y no es que haya que ir a la oración como un escape o en busca de un sedante, sino en busca de Alguien, del único que es eternamente fiel. A la oración vamos a pisar Roca firme, vamos a abrazarnos a un Amor seguro, a descansar en un Amigo eterno. Dios es y será fiel a su Alianza.

¿Buscamos certezas? Aquí está la más sólida de todas. Del amor de Dios podemos estar siempre seguros, completamente seguros. Lo sintamos o no lo sintamos. A veces dudamos del amor de Dios porque no nos concede lo que pedimos, pero no es que diga "no" sino "te tengo algo mejor"; otra cosa es que no lo entendamos. Creo que Cristo tampoco entendió que el Padre guardara silencio en su oración en Getsemaní. Pero más tarde resucitó.

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ENAMORADO DE DIOS

A quién se dirige este tema de la oración?

A quien quiera mejorar su comunicación con Dios. En referencia a Dios, todos estamos prácticamente en la línea de salida; los “expertos” en vida de oración balbucean y dan pasos que siempre les parecen cortos, como el que acaba de empezar.
Advertencias:
  1. Soy un buscador de Dios como tú. No soy ningún experto. Soy un sacerdote convencido de que no hay apóstol ni evangelización verdadera, sin experiencia personal de Dios. O somos testigos, o no servimos como maestros. Y no se puede ser testigo de una idea, sólo de una persona, de una experiencia.
  2. Me focalizo en la oración, en la comunicación con Dios. Busco desarrollar en comunidad una pedagogía de la oración cristiana. Al hablar de oración me refiero a la relación personal con Dios durante el día, encontrándole en todas partes, y a esos minutos que dedicamos cada jornada a estar a solas con Él.
  3.  Trato de afrontar la dimensión vivencial y experiencial, no pretendo dar "puntos para la meditación", pues de eso ya hay material abundante y muy bueno. Experimentar a Dios no se aprende, y no se puede enseñar. Se puede pedir, recibir, hacer experiencia… y compartir. Pero no se puede aprehender ni transmitir como experiencia solo intelectual. Como siempre con el amor, nos enamoramos de alguien, no de algo.
  4.  Lo que comparto aquí es sencillo, pues la relación con Dios debe ser simple. 
  5.  Me dirijo a personas normales: Tengo la mirada puesta en las personas que han participado en cursos y talleres de oración que he dado y que me han pedido acompañarles en su camino. Me imagino que llegará también a otras personas, hay espacio para todos: adultos, jóvenes, hombres, mujeres, sacerdotes, almas consagradas… Seres humanos normales.
  6.  Espero tus comentarios, participa. Quisiera que esto no sea un monólogo, sino que compartas tu sed y tu experiencia de Dios con apertura y humildad, para ayudarnos entre todos en un clima de amistad (el lema de Santo Tomás era compartir lo contemplado). Sé que no es fácil, pero comunicar la propia experiencia es una de las cosas que más ayudan en la vida espiritual. El Espíritu  Santo sopla donde quiere y también habla a través de ti, aunque no lo creas.
  7.  Orar no es como buscar en Google: resultados inmediatos sin esfuerzo. Como habrás comprobado, la oración exige esfuerzo, perseverancia y se avanza con lentitud.
  8.  Lo determinante para avanzar es que Dios nos dé su gracia (quiere dárnosla), que perseveremos y seamos constantes en la búsqueda, que nos ayudemos de un buen amigo del alma (director espiritual) y ojalá también de nuestra familia y un grupo de oración, pues a orar no se aprende en libros, sino en la vida.
Y antes de que cambies de página, cierra los ojos un instante, haz la prueba: recuerda que Dios ha puesto su morada dentro de tu corazón, allí lo tienes dentro, todo para ti. Dile esta plegaria. No la pronuncies solamente como “un lector”, sino que te salga del alma. Él es tu Padre y tú el más pequeño de sus hijos a quien Él está ahora mirando y escuchando.
«Señor, Dios mío, única esperanza mía, haz que cansado nunca deje de buscarte, sino que busque tu rostro siempre con ardor. Dame la fuerza de buscar, tú que te has dejado encontrar, y me has dado la esperanza de encontrarte siempre nuevo. Ante ti están mi fuerza y mi debilidad: conserva aquella, esta sánala. Ante ti están mi ciencia y mi ignorancia; allí donde me has abierto, acógeme al cruzar el umbral; allí donde me has cerrado, ábreme cuando llamo. Haz que me acuerde de ti, que te entienda, que te ame. Amén». (San Agustín, De Trinitate, 15,28,51).
Cierra los ojos de nuevo y disfruta un minuto en la presencia Jesucristo Resucitado.
 P. Evaristo Sada, L.C.    
Soy un sacerdote feliz, profundamente feliz.

COMO ORAR ....

Cuando leí el texto de San Ambrosio en el que el santo obispo de Milán nos invita a dejar a Cristo entrar a nuestro corazón, a abrirle la puerta para que su luz alumbre todo nuestro interior. Y va muy unido a la idea de San Pablo de que somos templos del Espíritu Santo. ¿Cómo tendríamos nuestra casa si supiésemos que alguien muy importante vendría a visitarnos? La arreglaríamos, limpiaríamos todos los detalles. Pues Dios quiere, en nuestra oración, entrar todos los días a nuestro corazón y… ¿cómo lo preparamos? ¿Realmente le abro de par en par todo? 
A estas alturas del artículo, alguno puede preguntarse, ¿y Photoshop? Ahí voy, paciencia. Lo que pasa es que si Cristo está en nuestro interior, todo lo que veamos y hagamos se verá bajo el “filtro” de Cristo. Y no importa qué pase o qué deje de pasar: lo veremos con los ojos de Cristo. Es más, incluso la misma oración se verá dentro de este universo.
Y aquí quisiera unir el apartado que comentábamos la semana pasada como la principal aportación de San Ambrosio para la vida de oración: la virtud de la pureza. ¿Por qué es necesaria la pureza para ver a Dios? Porque si llenamos el corazón de aquello que no debemos, estaremos viendo todo bajo el filtro que esas impurezas nos dan. Cuántas veces escuchamos: “no veo a Dios, ¿cómo puedo orar?”. Lo que pasa es que el filtro de las pasiones desembocadas nos impide verlo con facilidad en los eventos del día a día, en una oración serena. Como un ruido constante que nos impide escuchar una nota leve y clara de una flauta.
San Pablo tiene un texto algo fuerte, pero que puede ayudarnos a verlo con más plasticidad. Así dice el Apóstol: «los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual» (Rom 8, 5). Parafraseando el dicho popular, podríamos decir “dime qué deseas, y te diré quién eres”.
Hoy siguen resonando las palabras de Cristo en el Apocalipsis:
«Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él  y él conmigo» (3, 20).
Abrámosle el corazón a Cristo y cerrémoselo a aquello que, aunque tenga apariencia seductora, no hará sino manchar el corazón y alejarnos de Aquél que nos ama con locura.
No lo dudemos y no retrasemos ese encuentro, para que no nos suceda lo del poeta  Lope de Vega:

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,       
pues no te abrí!  ¡Qué estraño desvarío
si de mi ingratitud el yelo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
Alma, asómate agora a la ventana,              
verás con cuánto amor llamar porfía!

  ¡Y cuántas, hermosura soberana:
Mañana le abriremos --respondía--,
para lo mismo responder mañana!

CUANTO MAS PEQUEÑO ERES....MAS GRANDE ES TU ORACION


Te alabo, Padre, (…), por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños”. Ésta es la oración de Cristo que comentó el miércoles el Papa, dándonos algunas ideas pueden enriquecer nuestra propia oración.
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1. ¿Cómo empiezo mi oración? Pues como la empieza Cristo, y Él empieza “alabando”… pero ¿qué significa “alabar”? El vocablo griego usado en el Evangelio para decir “te alabo” quiere indicar “te reconozco en profundidad”. Así es como Cristo empieza su oración, reconociendo en profundidad con quién está hablando (Su Padre) y quién es Él (Su Hijo, el Amado). Qué modo más incisivo de empezar a orar: reconociendo en profundidad existencial quiénes somos nosotros y ante quién estamos.
2. ¿Por qué necesito ser pequeño para que Dios se me revele? El Papa se pregunta cuál es la pequeñez que nos permite reconocer profundamente a Dios… y la respuesta se halla en la “pureza de corazón”, porque son los limpios de corazón los que verán a Dios, los que son capaces de reconocerlo. Debemos tener un corazón simple como los niños, sin la presunción de pensar que somos autosuficientes y que no necesitamos a Dios en nuestra vida.
Cuanto más pequeños somos, más capaces de “alabar” a Dios, de reconocerlo por lo que Él es. Y cuanto más lo “alabamos”, más pequeños nos vemos, creando así un círculo virtuoso que nos lleva a unirnos más a Él.

SAN ANSELMO

Vida

 San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno. Se adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.

En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología, el monje Lanfranco. Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.